17 de septiembre del 2022
8 ideas para facilitar la adaptación a Secundaria
El paso de la etapa de Primaria a Secundaria siempre supone un cambio notable para las familias y los alumnos, por lo que os ofrecemos algunas ideas que pueden facilitar la adaptación a Secundaria y hagan más sencillo este paso que están dando vuestros hijos.
Cuando las familias llevan a sus hijos al colegio por primera vez, siendo pequeños, no suele plantearse muchas cosas acerca de las «etapas de mayores»; la Secundaria o el Bachillerato quedan aún muy lejanos. Sus intereses, como es lógico, se centran en necesidades muy inmediatas y propias de niños pequeños.
Pero llega un día, cuando su hijo ya tiene 11 o 12 años, que es inevitable dar el paso hacia una nueva etapa. A menudo, pueden aparecer miedos e inquietudes porque ese niño pequeño se está haciendo mayor, porque el entorno es nuevo y desconocido, porque lo que parecía consolidado hasta el momento se desajusta, porque no es sencillo asimilar tantos cambios, etc.
Aunque sabemos que todos estos miedos y cambios se acaban superando, tal vez por la experiencia propia con otros hijos mayores, es inevitable que nos invada cierta inquietud. Cada hijo es único y por muchas veces que se haya vivido, cada nueva etapa es una novedad, una sorpresa, una oportunidad.
No podemos dejar que los miedos y preocupaciones nos dominen: los cambios implican siempre un nuevo comienzo, y la Secundaria es una nueva etapa en la educación de los hijos. Queremos compartir con vosotros algunas ideas para facilitar la adaptación a Secundaria, una etapa que no será siempre fácil, pero que vale totalmente la pena.
Para enmarcar bien este momento de cambio, consideremos que durante toda la etapa escolar nuestros hijos pasan de ser niños (Infantil y Primaria) a ser jóvenes (Bachillerato). Y en medio de ese gran proceso, en Secundaria ¿Qué se supone que son?
Se podría decir que son adolescentes, personas en estado de cambio y crecimiento que viven el momento de encontrarse a sí mismos, de conocerse mejor, de forjar nuevas amistades… Aunque, este proceso es distinto en cada caso, pues no hay dos personas que pasen por esta etapa del mismo modo, podemos encontrar algunos puntos comunes que faciliten su adaptación a Secundaria.
A continuación ofrecemos 8 ideas para facilitar la adaptación a Secundaria:
1. Es una etapa llena de altibajos. ¿Cuál es el truco? Disfrutar de los altos y tener coraje para luchar con los bajos. Siempre llegarán momentos que, como padres, no sabremos gestionar, pero en esos momentos no debemos perder el control y procurar llegar siempre a un acuerdo. Mostrar unidad de criterio entre Padre y Madre (y con los profesores) es una potente ayuda para que un adolescente diferencie lo que es bueno de lo malo. Por eso es fundamental el diálogo dentro del matrimonio antes de tomar una decisión y un trato fluido con los profesores.
2. Cuidar los detalles personales es importante. En Primaria los hijos se dejan acompañar por los padres, van juntos a comprar, al cine… pero en Secundaria les empieza a dar vergüenza que sus amigos les vean juntos a sus padres. Papá y Mamá, aunque lo sabéis de sobra es importante repetirlo: ¡Esto no significa que no os quieran! Es propio de su edad, del momento de cambio que están viviendo. Simplemente hay que saberlo y buscar formas alternativas de hacer cosas juntos. Al mismo tiempo, debemos exigirles en la pulcritud, la higiene personal, en el orden y cuidado de sus cosas…
3. Fomentar el diálogo y la escucha, enseñarles a comunicar sus ocupaciones y preocupaciones les facilitará en gran medida la adaptación a Secundaria. En Primaria el tutor es una figura muy relevante para un alumno, es como la extensión de sus padres en el colegio. Un tutor pasa muchas horas al día con sus alumnos y con ese trato tan constante, puede observar directamente lo que hacen bien o lo que se debe mejorar, no necesita que el alumno se lo cuente, puede leerlo como en un libro abierto.
En Secundaria la figura del tutor no es menos importante, pero hay dos factores claramente distintos: En primer lugar, es una persona que ya no estará tantas horas con él en clase cada día, porque quizás solo le dará una o dos asignaturas. Por otro lado, en la etapa de crecimiento de niños a jóvenes, se da una inclinación natural a comunicarse menos y, como apuntábamos antes, se muestran más vergonzosos frente a los mayores, buscan su propio criterio y les cuesta más contar con la opinión de los adultos de referencia.
En consecuencia, si en casa tenemos una actitud de escucha constante, de hablar cada día sobre cómo ha ido la jornada, sin juzgar constantemente sus afirmaciones, sobre qué ha hecho, qué problemas ha tenido… estaremos fomentando un clima muy propicio para que pueda expresar libremente todo lo que siente. Establecer momentos de diálogo con los hijos tiene un efecto positivo inmediato en el ambiente familiar y en su actitud en el colegio.
4. Exigirles con cariño. A menudo, para facilitar la adaptación a Secundaria, parece que lo más prudente podría ser “no molestemos a nuestro hijo por si se rebota” pero ese miedo a sus reacciones nos puede llevar a consentir actitudes que le hacen daño o a pactar con una vida mediocre en bien de la paz familiar.
Es cierto que no siempre es fácil exigir que se haga lo correcto, que hay todo un arte en la capacidad de discernir cuando conviene tirar o aflojar, que hay momentos en los que se debe transigir con errores menores para evitar otros mayores, etc. Pero en general la actitud de exigencia es buena, educativa, una muestra de amor por los hijos.
Lo propio del adolescente que está construyendo su propia personalidad es retar a la autoridad, traspasar los límites, reaccionar desproporcionadamente… Pero debajo de todo ese personaje no es menos inteligente o bueno que antes, sigue deseando el bien y siendo capaz de verlo, aunque no siempre lo quiera reconocer. Por eso si los adultos no le exigimos que haga el bien en el fondo le estamos defraudando,
Si somos capaces de llevar este proceso de exigencia con relativa calma, procurando no perder las formas ni quemar puentes, a la vez que nos mantenemos firmes en las decisiones. Llegarán a la etapa de personas jóvenes con un profundo convencimiento de que sus padres y profesores lo han dado todo por ellos, que cuando estaban perdidos en una época difícil, no tiraron la toalla ni los abandonaron a su suerte.
5. El buen ambiente familiar es imprescindible para una exitosa adaptación a Secundaria. Alfonso Aguiló en una entrada de su blog habla sobre cómo se puede educar a través del ambiente familiar.: https://www.interrogantes.net/educar-con-el-ambiente-familiar/
6. La autonomía y la responsabilidad son otro punto importante para facilitar la adaptación a Secundaria. Para lograr el objetivo de que los chicos sean autónomos y responsables en sus tareas escolares se requiere de un aprendizaje, y ello supone seguimiento periódico de la agenda y aprender a planificarse el estudio.
Cómo funciona la agenda, o cómo debe estudiarse para un examen, son conocimientos que se alcanzan de forma progresiva. A esta edad, a menudo es mejor enseñar que decir. Por eso, el ejemplo de un hermano mayor estudiante en la universidad, o el ejemplo del padre o la madre haciendo un rato de lectura, o el ejemplo de la responsabilidad de algún miembro de la familia con las tareas domésticas son buenísimos modelos para educar en la autonomía y la responsabilidad.
7. ¡Cuidado con las redes sociales y los móviles! Internet se ha convertido en el medio natural para una generación que utiliza desde muy pequeños los móviles, las tabletas o los ordenadores para jugar, comunicarse, participar en redes sociales, informarse o aprender.
Pese a usar las tecnologías digitales cada vez a edades más tempranas, la mayoría de niños y adolescentes no son conscientes de hasta qué punto comparten su información personal ni conocen las repercusiones que puede llegar tener su huella digital para su futuro.
Por eso es importante dejarse asesorar y ser muy estrictos con el uso que se da a la tecnología. La adaptación a Secundaria no supone la necesidad de tener un móvil como muchos adolescentes se empeñan en hacer creer a sus padres. Más bien, al contrario, puede suponer una gran distorsión en este período ya convulso de por sí. Además, es necesario ayudar a nuestros hijos a adquirir una adecuada competencia digital (no solo técnica, también humana) para que puedan relacionarse de forma segura y responsable en el mundo virtual antes de dejarlos transitar solos por esos caminos.
8. La formación sigue siendo herramienta clave. Como decíamos más arriba, es una etapa en la que dejan de ser niños. Y esos cambios repercuten en sus relaciones, pero también en su propio desarrollo físico, emocional, intelectual y espiritual. Les afectan globalmente como personas.
Necesitamos mantener vivos, aunque tal vez de formas diversas, algunos hábitos familiares que tienden a diluirse en estas etapas: comidas y celebraciones en familia, participar en determinados actos sociales, rezar en familia y acudir juntos a los actos de culto… En definitiva, no perder esos «momentos de familia» que además de estrechar lazos, son una escuela de virtudes humanas.
La orientación del tutor del colegio en estos aspectos es clave para poder personalizar al máximo sus necesidades de formación en cada momento y facilitarles la adaptación a Secundaria.
En definitiva, la adaptación a Secundaria es un proceso único para cada hijo que, de primeras, puede generar algo de miedo y nerviosismo. Pero, si como padres nos mantenemos firmes, sin desfallecer en los momentos difíciles, ayudando a los hijos a hablar y escuchar, fomentando un ambiente familiar que les ayude a sentirse queridos y comprendidos, haremos de la adolescencia un proceso muy provechoso: un camino de maduración y crecimiento de niños a jóvenes.