23 de septiembre del 2022
Cómo tener una buena autoestima desde pequeños
Hoy en día escuchamos con mucha frecuencia que los niños deben tener una buena autoestima desde pequeños. También constatamos a diario que hay muchas situaciones que pueden afectar a la visión que los niños tienen de sí mismos; desde las más graves, como las malas relaciones personales o el bullying, hasta las más cotidianas, como la presión por proyectar una buena imagen, pequeñas dificultades académicas y los inevitables fallos que cometemos a diario.
Por todo ello, es conveniente plantearse qué es y cómo podríamos ayudar a los niños a tener una buena autoestima desde pequeños.
Si buscamos una definición en el diccionario encontraremos que es un término que se refiere a la valoración que hacemos de nosotros mismos. Por tanto, estaríamos hablando de los pensamientos, evaluaciones y percepciones que tenemos de nuestra propia persona.
Así que decir que tienes una buena autoestima equivale a decir que tienes una percepción positiva de ti mismo, mientras que una mala autoestima es igual a ser muy crítico y destacar los defectos sobre las propias virtudes. Pero tal vez lo más relevante es que la autoestima no se construye solo con nuestra propia percepción, sino que la complementamos, muchas veces, con la visión que tiene de nosotros los demás.
Resulta evidente que tener una buena autoestima desde pequeños nos ayudará a afrontar las situaciones diarias con mayor seguridad y optimismo, facilitando así la consecución de nuestros proyectos personales. En consecuencia, nos hará más felices en nuestro día a día, y también, nos impulsará a plantearnos metas más altas.
Por el contrario, no tener una buena autoestima desde pequeños nos dificultará alcanzar la felicidad y, tristemente, podría conducirnos a situaciones más graves como, por ejemplo, una depresión.
En consecuencia, si la autoestima es importante y la participación de los demás es un factor clave en su desarrollo.
¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros hijos o alumnos a tener una buena autoestima desde pequeños?
1. Aceptarlos como son, de manera incondicional. Debemos decirles con frecuencia que les amamos con independencia de lo que hayan podido hacer. Convertirnos en un espejo donde puedan mirarse cada vez que necesiten recordar quiénes son.
2. Dedicarles tiempo de calidad. Ofreciéndoles con exclusividad ese recurso escaso que compite con tantos compromisos, urgencias, trabajos… Compartir un tiempo que prácticamente no tenemos, pero que, si lo vivimos con intensidad, aunque sea poco, lanza un poderoso mensaje: Ellos son lo que más nos importa. Debemos darles ejemplo e ir por delante. Y también que vean que renunciamos a nuestro tiempo personal para acudir a hablar con sus profesores o participar en las reuniones del colegio.
3. Aprender a escucharles con atención y con intención. De esta manera sabrán lo importantes que son para nosotros porque verán que hemos sido capaces de dejarlo todo para escuchar lo que nos quieren decir. Podéis leer en el siguiente artículo el apartado “El regalo de la escucha”
4. Poner límites a sus actuaciones. En ocasiones permitimos que los niños campen a sus anchas sin control ni supervisión de ningún tipo y, lógicamente, cuando se pasan de la raya, les acabamos reprendiendo de forma airada. Por supuesto, educar en libertad y para la libertad es la base de todo crecimiento personal, pero los niños deben saber qué pueden y qué no pueden hacer. Deben ser conscientes en todo momento de las reglas del juego. Serán precisamente esas normas las que les aportarán seguridad y les ayudarán a confiar en sí mismos y a tener una buena autoestima desde pequeños.
5. Animarles a que nos den su opinión sobre las cosas: De esta forma se sentirán importantes y valorados por nosotros que somos su referente. De la misma forma debemos dejarles tomar decisiones empezando por cosas poco trascendentes, como por ejemplo la ropa que se pueden poner el fin de semana.
6. Equivocarse forma parte del aprendizaje y así debemos transmitírselo. «De los errores qué cometemos, aprenderemos». La frustración y su tolerancia deben formar parte de su día a día y de esta forma crecerán siendo niños fuertes y preparados ante cualquier obstáculo que la vida les ponga por delante.
7. Equivocarse es algo que nos pasa a todos, y si lo reconocemos ante ellos les daremos un mensaje claro de que no somos perfectos. Ese ejemplo les ayudará a valorarse positivamente a pesar de sus errores. La cara de los niños, ante el reconocimiento de un error por parte de un adulto, es para verla.
8. Fomentar su autonomía. No hace falta que les ahorremos hacer cosas que por su edad podrían hacer. “No hagáis vosotros lo que puedan hacer ellos” es una máxima educativa que no falla a cualquier edad. Además, si les damos responsabilidades a su medida, también les ayudamos a crecer y madurar.
9. No fijarnos únicamente en lo que ha salido mal y se debe corregir. Deberíamos hacer el esfuerzo de ver también esas cosas que hacen bien y aprovechar para felicitarles. De esta forma irán construyendo una visión positiva de sí mismos. Por ejemplo, podríamos comentar con ellos todas las noches antes de que se acuesten, dos o tres cosas que hayan hecho bien durante el día.
10. Procurar no hacer comparaciones entre ellos y sus hermanos o amigos. Normalmente, las hacemos para destacar aspectos positivos de las demás personas frente a actitudes suyas que son cuestionables o erróneas. Aunque nuestra intención no sea herirles, sino ofrecer modelos positivos de conducta, lo cierto es que esas comparaciones no les hacen ningún bien y provocan en ellos emociones negativas. No hay más que observar como en ese momento bajan la mirada, en señal clara de desánimo y tristeza.
11. Comprender y aceptar sus emociones. Debemos enseñarles a reconocer y gestionar de forma positiva lo que sienten. De esta forma aprenderán a aceptarse a sí mismos. Si no les ayudamos a comprender sus estados de ánimo, podrían acabar confundiendo el cansancio con la ira, o no saber cómo reaccionar ante algo que les provoca miedo o tristeza. Una correcta integración de las emociones en el desarrollo personal es esencial para establecer relaciones de calidad con las personas que nos rodean.
12. Ayudarles a desarrollar sus habilidades les ayudará a tener una buena autoestima desde pequeños. Seguro que hay cosas que se le dan mejor que otras, tan solo hay que identificarlas y fomentarlas porque así se valorarán cada día un poco más. Los adultos no debemos estar atentos para no proyectar en ellos nuestros gustos y preferencias, ni dejarnos llevar por consideraciones sobre como son “la mayoría” de los niños. Consideremos a cada niño único.
13. Corregir las acciones que no hagan bien pero sin caer en la trampa de la generalización. “es que eres un… (desordenado, mentiroso, perezoso, etc.)” Debemos indicarles de forma clara lo que hacen mal pero sin etiquetarlos. Diferenciar siempre la persona de los actos; de lo contrario, estamos afirmando de forma implícita que no creemos que pueda mejorar en ese punto porque él “es” así.
14. Destacar siempre sus virtudes, todos los niños las tienen, y de esta forma se sentirán valorados por nosotros y seguirán esforzándose en realizar aquellos actos difíciles pero valiosos, que les merecieron tales reconocimientos.
15. Evitar la sobreprotección. Si no les permitimos elegir, equivocarse, sufrir alguna dificultad, incluso alguna pequeña injusticia o incomprensión… Se convierten en niños con poca iniciativa, dubitativos, miedosos y con poca capacidad para tomar decisiones. Podemos empezar dejando que resuelvan los pequeños conflictos escolares por su cuenta, o al menos lo intenten. De este modo estaremos formando a una persona con capacidad resolutiva y competente. No se trata de abandonar a los niños en la selva, sino de evitar ocupar el espacio de su legítima iniciativa.
16. Dar más importancia al esfuerzo que a los resultados. Enseñarles a valorar a los demás y a sí mismos con independencia de los logros alcanzados. O más bien enseñarles que el verdadero resultado, el auténtico logro, es el esfuerzo que han puesto por alcanzar el objetivo que se habían propuesto. Eso sí está al alcance de cada uno.
17. Y por último, destacar que nosotros deberíamos gozar también de una buena autoestima, pues si no difícilmente podremos enseñar lo que no sabemos ni servir de modelo a nuestros hijos y alumnos.
En resumen, para tener una buena autoestima desde pequeños, nuestros hijos deben aprender a aceptarse tal y como son y así crecer, sintiéndose libres y seguros de sí mismos. Es la forma más eficaz de guiarles y acompañarles desde el cariño y conseguir que crezcan emocionalmente sanos, fuertes, seguros y respetuosos. Porque en el camino hacia la felicidad, la autoestima es un hito importante.
Bibliografía: Guía Aumentar la autoestima de los niños (clubpequeslectores.com); 10 consejos para fomentar la autoestima de tus hijos (psicoadapta.es); acepta a tus hijos tal y como son (lamenteesmaravillosa.com).