29 de septiembre del 2022
Evolución del concepto de escuela inclusiva
exclusión, segregación, integración e inclusión
Hoy en día, el derecho a la educación es un hecho establecido e indiscutible en la mayor parte del mundo. Así lo recalca la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde establece las bases de que “la educación debe ser un derecho fundamental” (Asamblea General de la ONU, 1948). También queda plasmado en la Constitución Española (art. 27), donde se afirma que “todos tienen derecho a la educación”. Pero la palabra “todos” nos sitúa frente a una serie de cuestiones y retos que no podemos eludir.
Concepto de escuela inclusiva
Una educación para todos ¿Significa una escuela para todos?. Un repaso histórico, a grandes rasgos, de los distintos modelos de escuela nos mostrará como la respuesta a esta pregunta no siempre resulta evidente. Durante muchos años, los alumnos que no encajaban en el sistema han sido tratados de forma diferente. Dependiendo del concepto de escuela o del modelo vigente en cada momento histórico, la educación proporcionada a los alumnos con NEE (Necesidades Educativas Especiales) ha ido evolucionando desde la exclusión total del sistema educativo hasta el concepto de escuela inclusiva.
Según García (2017), se pueden identificar cuatro modelos diferentes utilizados a lo largo de la historia para dar cabida a las personas con NEE en el sistema educativo: la exclusión, la segregación, la integración y la inclusión. La evolución de estos modelos no se da a la vez en todas partes ni su aplicación es homogénea, es un cambio progresivo que se da a la vez que se profundiza en los conceptos de dificultad, necesidad y diversidad.
Prácticamente, hasta inicios del siglo XX encontramos únicamente modelos educativos que excluyen la diversidad. Reflejos de una concepción negativa de las personas con dificultades o necesidades especiales que eran rechazadas por la sociedad y, por tanto, no tenían cabida tampoco en el sistema educativo. La distinción entre niños “normales” y “anormales” no empezará a diluirse hasta el inicio del siglo pasado, cuando se empieza a comprender que el derecho a la educación es intrínseco al conjunto de los seres humanos (García, 2017).
La segregación es el resultado de un modelo que afirma que la educación es de mayor calidad cuando es ejecutada ante colectivos con alta homogeneidad (Alonso y Araoz, 2011, p. 15). Durante el transcurso del siglo XX, el concepto de aula es entendido como un lugar donde el progreso solo está al alcance de aquellos que pueden adaptarse a las metodologías del profesorado y no tienen ningún tipo de problemas para seguir el currículum establecido.
Paralelamente, en muchos países la enseñanza empieza a ser obligatoria durante ese período. De esta forma, se empiezan a desarrollar las escuelas de educación especial para dar cabida a esos alumnos que han sido incluidos en el sistema educativo, pero que no encajan en los estándares del aula homogénea (Colmenero, 2015). Un avance, sin duda, frente a la exclusión total, pero aún lejano del concepto de escuela inclusiva.
Con la publicación del Informe Warnock (1987), empieza una corriente educativa que considera que las necesidades educativas son diferentes en cada individuo. Por lo tanto, la escuela no es solo un lugar para instruir, sino que debe convertirse en un centro de apoyo también para familias (Marchesi, 1990). De esta forma, Warnock empieza a centrar el foco del aprendizaje en la mirada del profesorado hacia el alumnado, sentando las bases del concepto de escuela inclusiva.
Con esta nueva manera de entender las necesidades educativas, se da un salto importante en el modo de atender la diversidad. Los alumnos, anteriormente segregados en escuelas de educación especial, ahora se sitúan en la escuela ordinaria, formando parte de su día a día de forma activa.
Dentro de este sistema, se plantean dos modelos principales de llevar a cabo el concepto de escuela inclusiva: en el primero, el alumno está en la escuela ordinaria, pero en determinadas horas sale del aula para recibir un apoyo específico en un aula de educación especial; en el segundo, es el profesorado especialista el que entra en el aula ordinaria para guiar el trabajo del alumnado con necesidades educativas especiales (Colmenero, 2015). En este artículo, por ejemplo, hablamos sobre cómo atender en el aula a alumnos con TDAH.
Con el desarrollo del concepto de escuela inclusiva e integradora y con los avances de la sociedad en materia de derechos sociales, se empieza a comprender la diversidad como un elemento de riqueza en el proceso de enseñanza-aprendizaje. De este modo, la educación inclusiva pone de manifiesto la necesidad de aceptar a cada uno de los alumnos en su singularidad. Por lo tanto, todos deben sentirse valorados y tener la oportunidad de participar en la escuela según sus capacidades en el modelo de escuela inclusiva(Castaño, 2009).
Actualmente, la sociedad aboga por un sistema educativo inclusivo que potencie la cohesión social. Por tanto, la escuela resulta clave para caminar todos juntos hacia ideales como la paz, la libertad y la justicia social y, de esta forma, alcanzar la idea de, ya no solo de un Sistema Educativo Inclusivo, sino de un Sistema Social Inclusivo, donde tales valores se vean impregnados en todos los ámbitos y a lo largo de la vida (Generalitat de Catalunya. Departament d’Ensenyament, 2015).
Abordaremos en futuros artículos qué procesos deben llevarse a cabo en los centros escolares para conseguir que el concepto de escuela inclusiva funcione (Arnaiz, 2012). De qué manera podemos garantizar espacios de aprendizaje y pedagogías de calidad que permita al alumnado progresar y trabajar, en un futuro, por una sociedad más justa (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2017).
Fuentes bibliográficas
Asamblea General de las Naciones Unidas. (1948). Recuperado el 20 de Febrero de 2020, de Declaración Universal de Derechos Humanos: https://www.ohchr.org/EN/UDHR/Documents/UDHR_Translations/spn.pdf
Alonso Parreño, M. J., y Araoz Sánchez-Dopico, I. (2011). La educación de las personas con discapacidad. Principales modelos en la historia reciente. En El impacto de la convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad en la legislación educativa española (págs. 15-34). Madrid: Ediciones Cinca.
Arnaiz Sánchez, P. (2012). Escuelas eficaces e inclusivas: cómo favorecer su desarrollo. Educatio Siglo XXI, 30(1), 25-44.
Castaño Gómez, A. M. (2009). La atención a la diversidad en el marco de una escuela inclusiva: evolución histórica. El largo camino hacia una educación inclusiva: la educación especial y social del siglo XIX a nuestros días: XV Coloquio de Historia de la Educación, 1, págs. 405-416. Pamplona.
Colmenero Ruiz, M. J. (2015). Caminando hacia una educación inclusiva. Caminando hacia una sociedad inclusiva. Iniciación a la Investigación, (1)(Extra 6).
Constitución Española. Boletín Oficial del Estado, 311, de 29 de diciembre de 1978.
García Rubio, J. (2017). Evolución legislativa de la educación inclusiva en España. Revista Nacional e Internacional de Educación Inclusiva, 10(1), 251-264.
Generalitat de Catalunya. Departament d’Ensenyament. (2015). De l’escola inclusiva al sistema inclusiu. Una escola per a tothom, un projecte per a cadascú. Materials per a l’atenció a la diversitat. Servei de Comunicació i Publicacions. Recuperado el 30 de Enero de 2020
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (2017). Guía para asegurar la inclusión y la equidad en la educación. París: UNESCO. Recuperado el 18 de Marzo de 2020
Warnock, M. (1987). Encuentro sobre necesidades de educación especial. Revista de Educación(Extra 1), 45-73.