El pasado viernes tuvimos una sesión para padres y madres enfocada en la conciliación familiar en el mundo laboral que nos ha tocado vivir. Salieron ideas muy interesantes que queremos compartir por aquí para quien no pudo asistir, de manera que todos os podáis beneficiar.
La primera intervención fue a cargo de Esther Jiménez, Decana de la Facultad de Educación de la UIC, quien nos presentó un poco el panorama actual en nuestro país, a nivel de conciliación laboral, la situación de la mujer, cómo nos repartimos las tareas en casa, cómo afectan estos temas en la relación de las parejas, etc.
Las estadísticas nos dicen que en la mayoría de los casos las mujeres que trabajan fuera de casa se encargan también de gran parte de las tareas domésticas. En general todavía está "mal repartido", aunque poco a poco la situación va mejorando. También muchos hombres desearían tener un mejor horario o una situación profesional distinta para pasar más horas en casa.
A continuación, algunos padres y madres del colegio nos explicaron su experiencia personal y su manera de conciliar sus trabajos con el cuidado de su familia.
Después se abrió un turno de preguntas y comentarios con los demás asistentes, donde todos pudimos reflexionar sobre algunas de las ideas que más nos habían llamado la atención.
Os dejamos aquí un pequeño resumen:
- Nos animaron a perder el miedo a luchar por tener un horario que se adapte mejor a nuestra situación familiar. Muchas empresas siguen con estructuras antiguas en este sentido, pero si proponemos un cambio nos podemos sorprender con la respuesta. Al fin y al cabo, muchos empresarios también son madres y padres y pueden entender tu situación.
- No es cuestión de "ayudar" en casa, es cuestión de colaborar. Que sea un trabajo en equipo de la pareja, en el que los dos podamos apoyarnos en el otro cuando surgen imprevistos.
- Ser capaces de adaptarnos cuando hay cambios. Ya sea un nuevo trabajo de uno de los cónyuges, un nuevo horario, un proyecto laboral o personal que requiere más dedicación, un nuevo hijo... Hemos de ser conscientes que siempre tendremos que reajustar la organización de la familia según vayan cambiando las cosas. El horario o la distribución de tareas que nos funciona en un momento concreto, puede que no nos sirva ante un cambio de situación. Hay que ser flexibles.
- Pedir ayuda si vemos que no llegamos a todo. Sobretodo en el caso de las mujeres, les cuesta más delegar en las gestiones de casa. Pero no podemos pretender controlarlo o hacerlo todo, especialmente si se trabaja también fuera de casa. Si hace falta (y se puede) valorar la posibilidad de contratar ayuda externa, por ejemplo, con la limpieza del hogar. Siempre es una buena inversión. Y sino, repartir adecuadamente las tareas para que entre todos (papá, mamá e hijos) podamos colaborar.
- Aceptar que la casa no tiene que estar siempre perfecta o impoluta, y habrá temporadas en las que se descontrole todo un poco. ¡Ya iremos aprendiendo!
- Igual que en el trabajo utilizamos excels y aplicaciones varias para llevar un mejor control de las tareas ¿por qué no lo llevamos a la gestión de nuestra familia? Hemos de aprovechar todas las ventajas tecnológicas que tenemos al alcance y que nos ayudan en las gestiones no sólo laborales sino familiares. Algunos ejemplos:
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- Tener una agenda online compartida dentro de la pareja (Google Calendar por ejemplo) para tener en cuenta siempre las reuniones importantes del otro, o las visitas a médicos, tutorías, etc. Incluso con los hijos mayores, si tienen edad de colaborar en ciertas tareas como la compra o acompañar a hermanos pequeños a sus actividades.
- Realizar todas las gestiones posibles a distancia: compra online, gestiones con el banco, pedir citas y/o autorizaciones médicas, etc.
- Tener un whatsapp con la pareja para la lista de la compra. También se pueden usar apps de listas, etc.
En cuanto al tiempo que pasamos con los hijos, recordemos que ellos necesitan cantidad, cuanto más tiempo mejor. Pero si por nuestra situación laboral llegamos a casa tarde, luchemos porque ese rato con ellos sea de calidad, dedicarnos al 100%. Aparcar el móvil cuando llegamos a casa (los whatsapps pueden esperar), preguntarles qué tal el día, escuchar sus historias, cenar juntos si es posible, contarles ese cuento antes de dormir... son los detalles que marcan la diferencia 😉