Explicar la Cuaresma a los niños

Los niños, igual que los mayores, pueden vivir la Cuaresma de la misma manera que viven otros tiempos litúrgicos o fiestas y celebraciones del año. Evidentemente, tendremos que adecuarnos a la edad y ritmos madurativos de cada niño para adaptar nuestras explicaciones. Nadie mejor que cada uno conoce mejor a sus hijos y sabrá cómo narrarle los hechos.

Es fácil pensar que la crueldad sobre la Pasión y Muerte del Señor pueden ser escenas impactantes para la fragilidad de sus conciencias y, quizás por eso, intentamos evitar este episodio. Pero, en realidad, no hace falta entrar en detalles. Podemos contarles la historia con la misma naturalidad con que ellos se sorprenden por cualquier cosa.

No hace muchos meses, entendían con mucha sencillez que Jesús nació en un humilde establo, recostado en un pesebre, con un montón de paja como colchón. Pues con la misma naturalidad que les explicamos cómo nació, ahora les explicamos cómo murió: "Jesús era muy bueno y quería mucho a todo el mundo, siempre ayudaba a los demás y nunca se enfadaba. Pero había gente envidiosa y que no le quería..."

Es fundamental transmitirles la importancia de la Cuaresma: un tiempo de preparación para la fiesta de la Pascua. Esta es la gran alegría: que Jesús murió ofreciendo ese gran dolor por cada uno de nosotros y Resucitó por lo mucho que nos quería, para quedarse para siempre con nosotros.

La Cuaresma es un tiempo de conversión, preparación y cambio. Y, como tal, tendremos que transmitírselo a los niños y les enseñaremos a esforzarse por hacer las cosas bien. Nosotros sabemos mejor que nadie los puntos de mejora de nuestros hijos y los aspectos que queremos potenciar para que sean personas fuertes y virtuosas. Así que les podemos marcar cada semana pequeños campos de lucha en los que crecer, aprendiendo a ser mejores y dándose a los demás para hacerles la vida más agradable.

Igual que Jesús lo hizo por nosotros, ¡ahora nosotros nos esforzaremos por Él!