Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y autor del libro "El cerebro del niño explicado a los padres", nos da tres claves para entender la importancia de restringir el uso de las tecnologías en niños pequeños.
Está claro que podemos sacar también muchos beneficios si les enseñamos a usarlas con cabeza, pero hoy hablamos de 3 razones por las que debemos vigilar el tiempo que pasan nuestros hijos frente a una pantalla.
Es un tema en el que a veces los padres vamos un poco perdidos, porque no sabemos hasta qué punto es un estímulo positivo y cuándo hay que cortar porque quizá no les favorece. Así que estas 3 ideas nos ayudarán a entender por qué en estos casos "menos es más".
1. Para empezar, hay que desmontar el mito de que es importante que los niños se familiaricen cuanto antes con las nuevas tecnologías, excusándonos en que las van a usar mucho en su vida.
Es cierto que las van a necesitar, pero no hay ninguna prisa en enseñarles. Es más, aprender a usar el iPad no tiene ninguna dificultad (sólo hay que mover el dedo, todos los niños lo saben hacer solitos enseguida, verdad?). Lo que de verdad puede ser útil es enseñarles a gestionar el tiempo que dediquen a estos temas, a usarlas con criterio, a entender quizá un poco de programación. En definitiva, que les sirvan como complemento en su aprendizaje, no para "perder el tiempo" porque están aburridos.
2. El segundo mito es aquello de que 'las nuevas tecnologías nos hacen más inteligentes'. Hagamos una prueba: ¿cuántos de los que usamos smartphones a diario (desde hace unos 6-7 años aprox.) nos sentimos más inteligentes? ¿Nadie?
Sin embargo, ¿cuántos reconocemos que somos más impacientes y nos cuesta tener que esperar? Por ejemplo, cuando hemos de esperar que nos dejen pasar, o que se ponga verde un semáforo, que alguien acabe de hablar para contar algo nosotros, que los niños hagan las cosas a su ritmo... Y eso les pasará igual a nuestros hijos si no les enseñamos a usar las tecnologías con prudencia. Se volverían niños impacientes, sin capacidad de parar y observar, tan importante en la infancia.
3. El tercer mito es que los videojuegos les ayudan a tener una atención rápida, y les va bien ser capaces de cambiar de una cosa a otra con rapidez. Sin embargo, lo que necesita el cerebro de nuestros hijos es que les enseñemos a focalizar la atención, que es mucho más difícil y necesario para el estudio, el trabajo, etc.
Hemos de enseñar a los niños a saborear la vida, no a consumirla. Educar su paladar para disfrutar de las cosas bonitas e interesantes, que sean capaces de disfrutar de cosas tan valiosas como aprender algo nuevo, leer, imaginar, crear, equivocarse y rectificar… si se acostumbran a distraerse sólo con cosas como películas de acción y videojuegos, es lógico que luego les parezca aburrido atender en clase o leer un libro.
Las tecnologías pueden ayudarnos mucho. Pero está en nuestras manos controlar el uso que hacen nuestros hijos y el tiempo que dedican a los juguetes "de toda la vida" 😉
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