La resiliencia es la habilidad para afrontar de manera óptima las dificultades de la vida. Es la capacidad que tenemos para asumir y afrontar un reto, una dificultad o un tropiezo con mayor flexibilidad y capacidad de adaptación. Todas estas vivencias pueden ser una oportunidad para aprender, salir fortalecidos y ayudarnos a gestionar, pequeños y mayores, un mundo cada vez más complejo.
La resiliencia no aparece por arte de magia, hay que entrenarla. Se puede empezar a adquirirla en edades tempranas y al ser, una capacidad como tal, puede desarrollarse a lo largo de la vida. Para conseguirlo, los expertos subrayan la necesidad de llevar a cabo prácticas positivas con nuestro hijo desde la infancia hasta la adolescencia.
Os comparto estos 8 tips que os pueden ayudar para educar en resiliencia:
- Nuestro hijo necesita dos cosas: tiempo y cariño. Compartir momentos con él, charlas, juegos… Que se sienta querido, tenido en cuenta y respetado. Le aportará a nuestro hijo seguridad y amor: primer pilar para dotarle de esta habilidad.
- Favorecer su autonomía permitiendo que TODO lo que pueda hacer lo haga SOLO (siempre teniendo presente su edad y madurez). La autonomía es la base para desarrollar una buena autoestima. Le permite aprender a quererse, a valorarse y a confiar en sus capacidades proporcionándole seguridad y confianza. SI NOSOTROS CONFIAMOS EN ELLOS, ELLOS VAN A CONFIAR EN SÍ MISMOS.
- Afrontar pequeños retos y superarlos le ayudará a tener el sentimiento de “yo puedo”. Ayudémosle a poner siempre por delante el ESFUERZO, LA CONSTANCIA Y LA FUERZA DE VOLUNTAD. Os animo a ayudar a vuestro hijo a que entienda y valore la importancia de poner el foco en el camino, en caer y levantarse, a tener paciencia y a gestionar la espera.
- Dar importancia a sus EMOCIONES, a aquello que siente y a cómo lo vive. Os animo a que lo hagan sin censura, porque le ayudará a identificar cada emoción, a ponerle nombre y poco a poco aprenderá a gestionarla.
- ENSEÑARLE A ABORDAR LOS PROBLEMAS. A veces con toda la mejor intención tendemos a evitar que nuestro hijo “sufra”. Los pequeños problemas que pueda tener ahora le van a servir de “entreno” para más adelante afrontar problemas más importantes. Ante una dificultad, una vez que vuestro hijo asuma el malestar que le provoca, intentará encontrar una solución. La creatividad le permitirá buscar y probar caminos diferentes ayudándole a ser más flexible y adaptativo en un futuro.
- Debemos permitir que se exponga a situaciones de FRUSTRACIÓN, porque le ayudará a entender que no todo sale a la primera, que no todo lo podemos tener y lo más importante: sin error no hay aprendizaje. Aquí tenemos un papel fundamental. Si como padres penalizamos continuamente los errores de nuestro hijo, ante el miedo al fallo, se vendrá abajo y no va a querer enfrentarse a un nuevo reto. El error es un instrumento que a su vez le va a ayudar a crecer en humildad y perseverancia.
- IDENTIFICAR SUS FORTALEZAS E INTERESES. Ya sean actividades deportivas, académicas, artísticas...que le gusten, le proporcionará una sensación de logro y confianza. Si además estas actividades son grupales le va a permitir aprender a trabajar en equipo, a desarrollar habilidades sociales, a hacer amigos, a cultivar amistades y a crecer en empatía.
- SER MODELO. La familia es el espejo donde se mira nuestro hijo. En función de cómo nosotros (padres y hermanos) encaremos un problema o una situación adversa él lo vivirá de una manera u otra.
La posibilidad de que en la vida sólo nos ocurran cosas buenas es remota. Por este motivo, un buen regalo que podemos hacerle a nuestro hijo es ayudarle a ver una dificultad como un reto, a encarar un fracaso como una oportunidad para crecer. El resultado es que le habremos acompañado a proyectar su futuro mucho más fortalecido.
Eva Martí
Tutora P5A
