¡Mío! Cómo y cuándo enseñar a tu hijo a compartir

"Hay que compartir", es una frase que repetimos incesantemente los padres a nuestros hijos. Cada vez que llegan al parque y otro niño quiere su juguete, si está comiendo una bolsa de patatas, si se acaba de subir a un columpio, si hay un hermano que quiere su juguete…

Los padres pretendemos que -desde el minuto uno y con alegría- los niños presten sus cosas, sepan compartirlas con los demás, incluso en situaciones en las que no es justo o lo más oportuno. Por algo será, compartir tiene mucha importancia en la vida de las personas. Pero ¿A partir de qué edad están preparados? ¿Cómo debemos animarlos a compartir? ¿Debemos obligarlos? ¿Han de compartirlo todo? Estás y muchas otras preguntas son las que nos hemos planteado alguna vez todos los padres.

En primer lugar, es importante tener en cuenta que el aprendizaje de dar y recibir llega de la mano del propio desarrollo infantil. Aunque puedan aprender a compartir desde muy pequeños, la mayoría de los niños sólo estarán preparados para compartir juguetes y otros materiales a partir de los cuatro o cinco años. Antes de eso puede que no estén listos para compartir. Y es que, antes de esta edad, los niños viven el mundo de una manera egocéntrica en la que todo pasa desde su propia vivencia y perspectiva. De hecho, os habréis dado cuenta de que la palabra “mío” suele ser una de sus preferidas y más repetidas.

 Y, entonces, ¿cómo gestionamos estas situaciones que se dan en nuestro día a día mientras nuestros hijos no están preparados para compartir?

Algunas cosas que pueden ser útiles son:

•            Preguntar a nuestro hijo si quiere dejarle otro juguete distinto.

•            Preguntarles a los dos si les gustaría intercambiarse algún juguete durante un rato.

•            Preguntarle al dueño del juguete si le gustaría que jugaran los dos juntos con su juguete, en caso de que sea posible. Por ejemplo, con una pelota.

•            Ofrecerles la alternativa de jugar juntos a algún juego sin usar el juguete en cuestión.

•            Si no hay manera de llegar a un acuerdo, a veces, la mejor alternativa es dirigir la atención a otro juego o actividad.

¿Qué podemos hacer para favorecer este aprendizaje?

1.           Dar ejemplo: La mejor manera de enseñar un nuevo aprendizaje es mediante la imitación. Si en nuestra casa compartir es un valor que practicamos de manera activa, es más probable que ellos lo reproduzcan.  Ya lo decía Santa Teresa de Calcuta: “No te preocupes porque tus hijos no te escuchen, te observan todo el día”. Ellos nos imitan en todo, así que si queremos que interioricen que la generosidad es un valor positivo tendremos que mostrarles lo generosos que somos.

2.         Jugar con otros niños. En la interacción con los demás, el niño aprende que a veces le toca ceder a él y a veces a otro, y así se da cuenta de que compartir es algo bueno para él y para todos. Poco a poco entenderá que cuando compartimos nuestro tiempo y los juguetes con otros niños, conseguimos tener más amigos y disfrutamos mucho más de cualquier juego.

3.           Expresar lo que siente. Los sentimientos del niño a veces necesitan nuestra traducción: "Sé que estás enfadada porque María ha cogido tu lápiz azul, a las dos os encanta ese color, pero puedes pintar con el resto; cuando ella acabe, te lo dejará".

4.           No criticarle. Recriminarle con calificativos negativos ("Eres un egoísta" "Sólo piensas en ti", "Eres un niño muy malo"...) sólo conduce a que la etiqueta y la conducta le acompañen durante años.

5.           Distinguir. Dejar claro que hay cosas que son de todos: el sofá, la comida, el columpio, los juguetes del colegio... y otras que son suyas.

6.           Respetar sus cosas. Hay ciertas cosas que no querrá dejar a nadie y está en su derecho. Algunos juguetes son tan importantes para ellos que no están dispuestos a compartirlos bajo ningún concepto. Hay juguetes que les cuesta mucho prestar y otros, a los que no tienen tanto apego, y les cuesta menos compartir con sus amigos o hermanos.

Enseñar a compartir a los niños como una virtud es imprescindible para su desarrollo emocional. Hay un dicho que dice que “compartir es vivir”, y ciertamente está muy encaminado. Somos seres sociales, y por ende vivimos unidos, lo que conlleva que se produzcan un montón de situaciones donde debemos interactuar, y en este escenario compartir tiene un papel relevante y determinante.

Anna Anguita

Tutora de P4B