La semana pasada tuvimos la tercera sesión del programa “Ayúdale a despegar” con Noemi Suriol. Ella es fisioterapeuta especializada en neuropediatría, asesora de crianza y estimulación infantil. En esta ocasión, nos habló sobre las diferentes etapas del bebé, los periodos sensibles y como los padres pueden acompañar a sus hijos en sus distintas fases de desarrollo (0-3 años). Si no habéis tenido la oportunidad de escucharla os animo a hacerlo en el siguiente vídeo:
En esta sesión tuve la suerte de poder acompañarla y aprender mucho acerca de estos temas. Así que quiero compartir con vosotros lo que para mí fueron las ideas clave. Nos pueden ayudar a aprender y a mejorar como papás. Como bien sabéis educar es un continuo reaprender.
Observar a nuestros hijos nos permitirá conocerlos, pero ¿te has parado a observarte a ti mism@? El niño a menudo nos pone frente a situaciones de inseguridad, de no saber bien cómo hemos de actuar, como por ejemplo delante de una pataleta.
Qué bueno sería que antes de actuar delante de cualquier situación nos paráramos un segundo y nos preguntáramos:
Normalmente actuamos bajo dos sentimientos: por amor o por temor. El temor nos paraliza y no nos deja actuar correctamente así que hay que aprender a actuar por amor a través de una actitud de apertura, respeto, empatía y aceptación “el amor es acompañamiento”. Antes de actuar hay que comprender a los niños.
No siempre tenemos capacidad para tomar conciencia antes de actuar. ¡No importa! Busca un momento para parar y pensar en cómo has actuado en esta u otra situación y piensa cómo lo podrías haber hecho de otra manera. Esto te permitirá conocerte y ser capaz de mejorar como educador@.
También nos recordó que los niños son unos grandes observadores, nos observan con lupa todo el día y nos escuchan con mucha atención.
El bebé desde el primer día nos está observando y sabe perfectamente cuando estamos nerviosos, tristes, contentos, él lo percibe a través de sus sentidos. Por eso es importante que nuestros hijos nos vean contentos haciendo las cosas, ya que su manera de actuar frente a las cosas cotidianas va a depender de como nosotros les enviemos el mensaje. Por ejemplo, si papá o mamá lavan la casa quejándose, lo más seguro es que el día que ellos lo hagan pongan mala cara o piensen que es aburrido.
Nosotros hemos de observar a nuestro hijo fijándonos en su cuerpo (expresión facial, corporal, en sus manos). El cuerpo de nuestro hijo nos lo indica todo, podemos ver si está contento, triste, enfadado, si tiene miedo…su cuerpo nos avisa de sus necesidades.
Anna Anguita
Tutora P1
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