7 de marzo del 2022
La atención en el aula del alumno con TDAH
Tengo un alumno con TDAH. ¿Y ahora qué?
¿Cómo atender al alumno con TDAH? ¿Cómo ayudamos en Viaró a los niños con TDAH en el aula y con el proyecto educativo del centro?
Afortunadamente, hablar hoy de TDAH ya no es nada extraño o desconocido; incluso han desaparecido casi todos los estigmas asociados a este trastorno conductual: es mucho más común y corriente de lo que quizá se creía hace unos años, hasta el punto de que alguno “presume” de saber desenvolverse a pesar o gracias a su hiperactividad.
La parte negativa de esta nueva situación es que se pueda frivolizar o relativizar un trastorno que condiciona la vida de las personas -especialmente en la infancia y la adolescencia- y que debe ser tratado convenientemente.
¿Qué es y cómo afecta el TDAH?
La Asociación Americana de Psiquiatría publicó en 2013 una definición -hoy canónica- del TDAH: “trastorno conductual complejo y heterogéneo de carácter crónico, cuyas causas se deben a factores principalmente genéticos y ambientales. Tiene su origen en la infancia y sigue un patrón persistente de conductas de falta de atención y/o hiperactividad e impulsividad con una frecuencia e intensidad mayores de lo habitual. Esto interfiere de forma significativa no solo en el rendimiento escolar del niño y adolescente, sino también en otras actividades cotidianas”.
Se estima que en los países desarrollados un 5% de la población infantil y un 2,5% de la adulta padece TDAH; eso significa que es un trastorno que tiende a moderarse o incluso desaparecer, pero que sigue afectando de alguna manera a un 50-70% de personas en su vida adulta.
La afectación de dicho trastorno es también amplia; lo explica la doctora Katya Rubia –titular del Cognitive Neuroscience, en el prestigioso King’s College de Londres: “Los pacientes con TDAH tienen déficits en varias redes, en varias regiones, no solo en un área del cerebro. Se ha demostrado la existencia de un retraso en el desarrollo normal del cerebro y están particularmente deteriorados en las regiones que se desarrollan tarde en la evolución del niño y que median las funciones cognitivas de nivel superior o el control de las emociones”.
Intervención farmacológica para tratar el TDAH
Cuestionada durante mucho tiempo, hoy existe un indiscutible consenso acerca de los beneficios de una adecuada intervención farmacológica como parte de la atención al alumno con TDAH.
Es bueno saber qué tipo de fármacos se utilizan y con qué fin: por un lado, están los llamados “estimulantes” –como por ejemplo el Metilfenidato– que funcionan aumentando los niveles de dopamina, así como la noradrenalina en las regiones corticales y subcorticales del cerebro. Esto provoca la mejora de la función de varias regiones del cerebro involucradas en el control y la regulación de la actividad y la atención.
Por otro lado, están los “no estimulantes”, que también mejoran las funciones cerebrales pero particularmente las regiones de control cortical responsables de las funciones cognitivas superiores y la autorregulación del comportamiento. La Atomoxetina es un ejemplo de este último caso porque actúa bloqueando la recaudación de noradrenalina y dopamina en las regiones corticales frontales.
Una preocupación típica y lógica tanto en el alumno con TDAH que se medican como en sus padres son los efectos secundarios. Los hay, y en el colegio es fácil percibirlos: reducción del apetito, somnolencia, dolores abdominales, náuseas y vómitos …
Aunque siempre hay una prescripción médica y un seguimiento estricto, dar con el fármaco y la dosis más adecuada en el niño no es fácil. Para un docente –igual que para los padres– no es difícil observarlo: los efectos anteriormente descritos pueden ser pasajeros o leves, pero si son persistentes se debe dar parte a la familia para que se corrija la medicación: si el niño sigue con el problema de inatención y la hiperactividad se puede deber a una dosis demasiado baja; si, por el contrario, la dosis es excesiva se traducirá en una somnolencia permanente y pesada.
En esos casos debe ser el tutor personal el que transmita a la familia las observaciones del profesorado sobre el comportamiento personal y académico del alumno y así tener más datos por si fuera necesario hablar con el especialista para un mejor ajuste en la dosis o cambio del fármaco.
Intervenciones no farmacológicas en personas con TDAH
Existen asociaciones de familias con TDAH que proporcionan estrategias y reglas para aumentar la capacidad de los padres a la hora de manejar situaciones familiares cotidianas que puedan poner a prueba la “paz doméstica” por culpa de este trastorno.
No son pocos los métodos, cursos, talleres y demás recursos al alcance de las familias. Básicamente, se trata de brindar apoyo a los padres porque a menudo se pueden sentir superados y no siempre ser capaces de racionalizar conductas que se escapan al propio niño.
En Viaró se da ese acompañamiento a través del estrecho contacto que siempre hay entre tutor personal y padres, aparte de los cursos y reuniones trimestrales para padres y los cursos específicos de orientación familiar; todas herramientas básicas y muy elaboradas para ayudar a los padres en la educación de sus hijos.
Aparte de este “entrenamiento para padres” está todo el “entrenamiento cognitivo” que aportan psicólogos, logopedas, terapeutas y psiquiatras y, en el caso de Viaró, el claustro de profesores y en especial el tutor personal. Para estos últimos dicho “entrenamiento” consiste en mejorar la autoestima, entrenar la tolerancia a la frustración y desarrollar estrategias de resolución de problemas.
También se puede utilizar en el entorno escolar, donde potencialmente puede mejorar los problemas asociados con las dificultades de aprendizaje. El objetivo es mejorar la memoria, la atención, la percepción, el razonamiento, la planificación, el juicio, el aprendizaje general y el funcionamiento ejecutivo general.
Existen además otros elementos que, sin ser determinantes –puesto que no hay evidencias científicas al respecto– muy posiblemente ayuden al objetivo de hacer del niño o adolescente un individuo más centrado en su quehacer diario, tales como la reducción o eliminación de colorantes alimentarios artificiales en la dieta o, al contrario, el uso de suplementos ricos en ácidos grasos poliinsaturados – como por ejemplo el ácido eicosapentanoico (EPA), el ácido docosahexanoico (DHA) y el ácido gamma-linoleico (GLA)- que parecen complementar la acción de fármacos tradicionales o que pueden ser incluso una alternativa a aquellos para las familias que rechazan las opciones farmacológicas. Son alimentos ricos en esos ácidos grasos poliinsaturados el pescado azul, algunas algas, el aceite de pescado, el marisco, los aceites vegetales, los lácteos y el huevo.
El alumno con TDAH suele presentar alteración del sueño (trastorno del ritmo circadiano). Existen fármacos que ayudan a suavizar ese trastorno, pero en los alimentos también encontramos de forma natural a los aminoácidos, que ayudan a regular el ritmo circadiano; los hay en el huevo, los lácteos, las legumbres, los frutos secos y la fruta pues contienen en abundancia triptófano, precursor de la melatonina; o la L-teanina, presente en el té verde, y en más altas concentraciones en el té matcha.
Y aunque sea de sentido común, no está de más recordar aquí la necesidad de llevar una vida sana, en todos los aspectos y dimensiones de la persona. El colegio procura que se dé ese equilibrio (desde las clases de Educación Física a las actividades deportivas extraescolares; pero también con la potenciación de la creatividad a través de las artes escénicas, plásticas y musicales; y, desde luego, facilitando los medios para el crecimiento espiritual de los chicos, con cursos de retiro y otros medios de formación voluntarios).
En resumen, todo lo que esté a nuestro alcance para un mayor control y manejo de las emociones, el mantenimiento de una vida saludable y con una mente siempre activa y en el marco de un proyecto de vida transcendental.
¿Cómo actuamos en el aula para ayudar a un alumno con TDAH?
Aunque se deba hacer así, la “receta” del “darle más tiempo al alumno con TDAH para hacer los exámenes, explicarle los enunciados y corregirle con especial cuidado” es absolutamente insuficiente para atender a los alumnos de forma adecuada; o, dicho de otra forma: además de con esas normas para los exámenes, ¿cómo hay que ayudar al alumno con TDAH?
Los PI (Planes individualizados) nos permiten tener unas pautas concretas y aplicables en las dinámicas de trabajo dentro y fuera del aula; pero además es necesario ser sensibles a las dificultades del alumno, en especial haciendo lo posible para que mejore su autoestima, los buenos hábitos de estudio y trabajo y en un lugar en el aula en el que se aseguren las mínimas distracciones para el alumno (lejos de puertas y ventanas, y cerca del profesor).
En cuanto a las dinámicas de aprendizaje se aconseja para estos chicos el trabajo cooperativo –en pareja o en pequeños grupos– o las sesiones específicas como la actividad de lectura que realizan alumnos mayores con una pareja de su mismo team de cursos inferiores.
Básicamente, todo lo que signifique implicar al alumno hará que centre la atención en lo que hace; y cuanta más responsabilidad se le dé, más empeño pondrá en llevarlo a cabo. La satisfacción tras el esfuerzo –especialmente si se ven los resultados- hará aumentar la autoestima del chico, una autoestima que en estos casos suele estar “en números rojos”. Y en edades en las que la imagen que se da a los demás importa tanto, el éxito –aunque sea compartido– aumenta exponencialmente la visión positiva que se puede tener de él.
Pero es que además de esas actividades ordinarias, Viaró ofrece oportunidades para expresar y potenciar el talento individual en facetas que quizá quedan más escondidas en el día a día. Así, por ejemplo, destaca el papel de los músicos, cantantes, actores y bailarines para el musical de Navidad; o las representaciones teatrales del certamen de Primaria; o los concursos de deletreo, de lectura en voz alta o de poesía. Todo permite a esos alumnos con dificultades mostrar sus capacidades, potenciar su seguridad y aumentar su autoestima.
Por otro lado está el tutor personal de cada alumno –en Viaró esta figura es clave para hacer un seguimiento sistemático de cada chico– que puede incidir en el refuerzo positivo de los alumnos, en el compromiso por conseguir unas metas (hábitos de trabajo y virtudes humanas), en la aceptación de las limitaciones y el reconocimiento de sus aptitudes, en la gestión emocional (aceptación personal y social, vencer el miedo al fracaso o al qué dirán…), en el aprendizaje de habilidades sociales para desenvolverse ante complicaciones o conflictos…
Para el trabajo en el aula, el profesorado debe tratar a cada alumno –no solo a los que presentan mayores dificultades de aprendizaje– individualmente, teniendo en cuenta no solo los progresos sino también las peculiaridades de cada cual, su sensibilidad y sus capacidades potenciales.
Es un objetivo que parece utópico, ya que supone un esfuerzo añadido al profesor para trascender la materia que imparte y llegar a la persona que hay en cada alumno, en cada clase, en cada grupo. Pero hay que tender a ello. Y si eso vale para el conjunto del alumnado, mucho más sentido tiene para el alumno con TDAH.
Así pues, los principios que enumeramos a continuación valen para cualquier alumno, pero especialmente para el alumno con TDAH:
- Dar instrucciones claras, concretas y cortas
- Usar siempre un lenguaje positivo y motivador
- Ambiente organizado, con normas y límites claros.
- Dejar claras las consecuencias de incumplir las normas
- Reforzar comportamientos adecuados
- Involucrar al alumno en encargos, especialmente aquellos en los que se requiera movimientos.
- Ayudarle a que conozca sus fortalezas y debilidades.
- Cuidado del lenguaje en el aula. Tolerancia 0 con algunos comentarios por parte de alumnos.
- Valorar positivamente el esfuerzo.
- Enseñar habilidades sociales para relacionarse de forma tranquila. Evitar amenazar o gritar.
- Fomentar la relación entre todos los compañeros.
Viaró es un colegio de familias, inclusivo. Cada alumno es único, con o sin dificultades; a todos se les ayuda –desde la familia y con el profesorado– a vencer sus dificultades y a prepararles para su futuro. Prueba de ello es que un 80 % de los alumnos que empezaron su escolarización en Viaró consiguen terminar el bachillerato en nuestro colegio; no se deja a nadie atrás.
Todo el colegio se vuelca en el acompañamiento a cada alumno y a su familia, así que el alumno con TDAH o con cualquier otra incidencia tendrá en Viaró no solo comprensión sino todo el apoyo, el acompañamiento, las herramientas y una absoluta dedicación profesional y humana.
Referencias bibliográficas de interés:
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Santa Cruz Hernando, L. (2017). Relación de los colorantes azoicos y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Situación actual.
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Puertas Cuesta, F. J., & Mérida Donoso, S. (2016). Ritmo circadiano de secreción de melatonina en niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)/tesis doctoral presentada por Dña. Inmaculada Pitarch Castellano; dirigida por [el] Dr. D. Francisco Javier Puertas Cuesta [y el] Dr. D. Salvador Mérida Donoso.