Como papás, tenéis un papel importante en el desarrollo de la parte superior del cerebro de vuestros hijos, parte encargada de la gestión emocional. Ya que esta parte del cerebro tiene que ser desarrollada por los adultos. Por ello es tan importante fomentar la inteligencia emocional en casa y en el colegio.
Las emociones son reacciones; inconscientes y automáticas. Nosotros no decidimos qué sentir. Por otro lado, las emociones son subjetivas, así que no debemos juzgarlas. Somos tan diferentes, que una misma situación genera diferentes emociones según quién las viva. No hay correctas o incorrectas. Por ello tenemos que validar cada una de las emociones que sientan nuestros hijos.
Las emociones siempre se van a reflejar en el cuerpo. Nuestro cuerpo reacciona diferente ante la alegría que ante el miedo. Es importante hacer esa conexión: “Tenias miedo y por ello te has quedado parado y encogido”. Debemos de tratar de conectar la emoción con el cuerpo.
A todos nos gusta estar en equilibrio y a nuestros hijos también. En situaciones de desregulación, a ellos les gustaría calmarse, estar tranquilos, pero no tienen recursos ni suficiente desarrollada su corteza prefrontal para poder autorregularse. Quieren, pero no pueden. Por ello, necesitan unos padres a su lado con un suficiente desarrollo de corteza prefrontal que lo miren, lo comprendan y lo regulen desde fuera.
Debemos acercarnos de manera tranquila, afectuosa y mirarle a los ojos. El tacto les puede ayudar a calmarse; siempre que ellos quieran y están dispuestos. En plena rabieta no lo van a permitir. El siguiente paso es legitimar lo que está sintiendo. El hecho de conectar con su emoción nos va a llevar e empatizar con ellos y a que sintamos lo que él siente. Por último, activamos nuestra corteza prefrontal, nuestro control, y ponemos nombre a lo que está sintiendo, haciéndole conectar con la emoción y le ofrecemos estrategias.
La solución no está en distraerles cuando sienten emociones desagradables como el miedo o la rabia, ya que la emoción no está siendo regulada. De este modo no irá adquiriendo habilidades adaptativas que le van a ayudar a calmarse, sino que irá utilizando elementos externos, que son recursos que pueden servir puntualmente, pero que a medio o largo plazo van a ser bastante desadaptativas.
Es clave que nosotros dominemos un mínimo del lenguaje emocional para poder educarles en ellas. En edades tempranas, vamos a hablar de las emociones básicas con nuestros pequeños: el miedo, la rabia, la tristeza, la alegría, el asco, la calma y el aburrimiento. Todas ellas tienen que formar parte del vocabulario de nuestro día a día.
Otro recurso es leer cuentos donde aparezcan emociones y hablar de ello. También, vamos a aprovechar para hacer ese proceso empático con los personajes: “¿Por qué crees que se siente así? ¿Qué ha hecho? ¿Podría haber hecho algo diferente?”. La empatía es una parte clave de la inteligencia emocional. Ayuda a tu hijo a comprender los sentimientos de los demás.
Hay una clara diferencia entre emoción y conducta. Sobre la emoción no tienen control y no vamos a juzgarla. Pero lo que sí que pueden controlar es la repuesta. Por ello, vamos a tratar de actuar sobre la conducta, no sobre la emoción. Por ejemplo: “Puedes sentirte enfadado, pero esto no está bien. No puede pegar ni lanzar cosas”. Juntos podemos buscar una alternativa a aquella respuesta “¿Qué podrías haber hecho?” Vamos a animarle a pensar, pero también le vamos a ofrecer recursos adaptados a la edad del niño: “En momentos de ira, enfado, puedes apretar bien fuerte los puños o contar hasta 10”. Esto les va a ayudar a resolver conflictos de manera más calmada y respetuosa.
La resiliencia es la capacidad de afrontar y superar las dificultades. Ayúdale a entender que no siempre todo sale como queremos. Vamos a animarle a seguir intentándolo, a aprender de los errores y a no rendirse ante los desafíos. "Sé que te has esforzado mucho, y aunque esta vez no has podido, mañana volveremos a intentarlo."
Como ya sabéis, los niños aprenden observando. Es más importante lo que hacemos que lo que decimos. Si ven que gestionamos nuestras emociones de manera adecuada (por ejemplo, tomando un respiro cuando nos sentimos frustrados), también aprenderán a hacerlo. Mostrar cómo lidiar con las emociones de manera positiva es una de las mejores formas de educar en ello.
Como habéis podido comprobar, tenéis un papel importantísimo y imprescindible para lograr en vuestros pequeños un desarrollo óptimo a nivel socio-emocional. ¡A por ello!
También os dejo buena bibliografía para seguiros formando en cómo fomentar la inteligencia emocional:
Anna Cartañá
Tutora de Infantil 4
CONTÁCTANOS
VIARÓ GLOBAL SCHOOL
Av. Alcalde Barnils, nº2
08174 Sant Cugat del Vallès
Barcelona