La crianza y educación de nuestros hijos es una tarea no siempre fácil. Como padres, siempre buscamos lo mejor para ellos, pero, en ocasiones, encontrar el equilibrio entre límites, afecto y protección puede ser un desafío. En muchas ocasiones nos podemos ver tentados a sobreprotegerles intentando evitarles un sufrimiento o no dejando que se esfuercen. Sin embargo, permitir que se equivoquen, aprendiendo de esos errores, les dotará de estrategias en su desarrollo y crecimiento personal. Educar en Positivo puede ayudarnos a fomentar en nuestros hijos su autonomía y autoestima.
A continuación veremos las claves de educar en positivo y cómo evitar la sobreprotección para que puedan aprender y crecer con confianza.
Ésta es una de las corrientes más difundidas en los últimos años, pero no siempre ha sido bien entendida. Educar en Positivo no se trata de ser permisivos o hacerles fáciles las tareas a nuestros hijos, sino de crear un entorno donde el niño encuentre validadas y comprendidas sus emociones, a la vez que reforzamos sus conductas y comportamientos positivos. En lugar de centrarnos sólo en sus malas acciones, educar en Positivo nos lleva a fijarnos y resaltar lo que hace bien, corrigiendo las malas conductas con cariño y respeto. De esta manera, fomentamos su bienestar emocional, su autoestima, su autonomía y sus habilidades sociales.
Es esencial escuchar y valorar las emociones de los niños. Cuando nos comunicamos desde la comprensión, les enseñamos a gestionar sus sentimientos y a entender las consecuencias de sus acciones.
Por ejemplo; si nuestro hijo se enfada y se frustra por no conseguir algo determinado, en vez de gritarle y reforzarle con un no, podemos decirle: “Sé que querías un helado ahora, pero dentro de un rato vamos a cenar, a mí también me apetece mucho, creo que es una buena idea si nos lo tomamos de postre”.
Al reconocer las conductas adecuadas, fomentamos que los niños las repitan. El refuerzo positivo se convierte en una potente herramienta para modelar comportamientos y motivarlos.
Por ejemplo; si nuestra hija ha recogido sus juguetes sin que se lo digamos, podemos reforzarlo diciéndole: “Qué bien lo has dejado todo, cómo se nota que ya tienes 4 años, qué suerte tengo de que seas una niña tan mayor”.
Los niños necesitan saber qué se espera de ellos y qué consecuencias tendrán sus comportamientos; estos les ayudan a entender las normas. Los límites les ayudan a crear un ambiente predecible y seguro.
Por ejemplo; si estamos en la playa tienen que saber que no debemos molestar a otras familias y si sus acciones molestan a otro, se les dice: “Juega con cuidado y no tires arena a los demás, sino mamá tendrá que guardar la pala”.
Es importante que los niños tomen decisiones y asuman responsabilidades dentro de los límites establecidos, ejecutando ellos mismos aquellas acciones que se les pida. Esto les ayudará a crecer en autoestima y desarrollar su autonomía.
Por ejemplo; vamos a ir a ver a los abuelos - y queremos que se vista- podemos proponerle: “¿Quieres el jersey azul o el verde, con cual crees que estarás más guapo?”
Los niños aprenden principalmente por imitación y nosotros somos espejo en el que se miran; nuestras palabras y acciones tienen que ser el reflejo de cómo queremos que sean sus comportamientos.
Por ejemplo; si estamos resolviendo un conflicto con alguien, hagámoslo de manera calmada y respetuosa. Estamos enseñando sin palabras.
El peligro de la sobreprotección
A veces, los padres caemos en la trampa de la sobreprotección, especialmente por inseguridad, por evitarles un sufrimiento o por no saber cómo gestionar una pataleta. Proteger a nuestros hijos es natural, pero cuando actuamos con esa protección, impedimos que sean ellos los que se enfrenten y ejecuten esas acciones, impidiéndoles crear recursos para aprender. Si no les damos la oportunidad de equivocarse y de que repitan las cosas una y otra vez, les privamos de experiencias cruciales, importantísimas para su desarrollo, autonomía y fortaleza emocional.
¿Cuáles son los peligros de la sobreprotección?
Es fácil caer en la sobreprotección, por eso conviene recordar que los errores y las dificultades son necesarias para su crecimiento emocional y su capacidad para enfrentar los retos de la vida. Educar en positivo y Autonomía son dos pilares fundamentales para el desarrollo de niños felices, seguros y resilientes.
9 tips para aprender a gestionar la frustración
Cheche Nuevo
Tutora de Infantil 5
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