Refuerzo positivo y autoestima

Mucho se habla actualmente de la crianza respetuosa, los espacios de comunicación y de la educación con apego y empatía. No hablaremos hoy de todo esto en este artículo, pero sí de otro concepto que podría recoger muchos de los factores de algunas de estas tendencias. Y es que el refuerzo positivo en educación aumenta las buenas conductas, las potencia y crea en el niño un estado de satisfacción donde le ayuda a encontrar estabilidad.

El refuerzo positivo es un método para beneficiar y estimular las conductas o comportamientos “positivos” con el fin de aumentar la probabilidad de que esas acciones se repitan en el futuro. No es una fórmula de persuasión a los niños para que hagan lo que nosotros queremos. Es una forma donde el niño entiende que los comportamientos inadecuados no le benefician y en cambio comprueba que los adecuados agradan.

Por ejemplo, si un niño hace su cama sin que se lo pidan, los padres pueden darle un elogio, un abrazo o una muestra de cariño explícita. De esta manera, el niño asociará la conducta de hacer su cama con la sensación positiva que le produce recibir el elogio o la recompensa, y es más probable que la repita al día siguiente.

El refuerzo positivo no es sólo una técnica efectiva para enseñar nuevas conductas, también podemos utilizarlo para fomentar hábitos saludables, para fortalecer relaciones interpersonales o mejorar el rendimiento en el trabajo o en el estudio.

A diferencia de la disciplina punitiva, que se basa en el castigo y la reprimenda para corregir la conducta, la disciplina positiva busca guiar a los niños a través de la comprensión, el diálogo y la cooperación.  A su vez, el refuerzo positivo tampoco es una forma de soborno, ya que éste implica ofrecer una recompensa para que alguien haga algo que no desea hacer, mientras que nuestro objetivo es reforzar conductas que ya son deseables o positivas.

Algunos de los principios del refuerzo positivo pueden incluir:

• Enseñar habilidades sociales y emocionales.
• Fomentar el respeto mutuo y la cooperación en lugar de la obediencia ciega.
• Enseñar a los niños a tomar decisiones responsables y a enfrentar las consecuencias de sus acciones.
• Establecer límites claros y razonables, y aplicar consecuencias lógicas y naturales en lugar de castigos arbitrarios.
• Utilizar el lenguaje positivo y la empatía para conectar con los niños y resolver conflictos.
• Ayudar a fortalecer relaciones entre padres e hijos fomentando un ambiente más armonioso y saludable.

Por otro lado, cabe destacar que el niño siempre busca la atención del adulto, ya sea por un mal o buen comportamiento. Así que, si encuentra en nosotros respuestas a sus conductas negativas (aunque sea en forma de enfado y reprimenda), estaremos generando de forma inconsciente que sigan apareciendo malos comportamientos para que reciba nuestra atención. Mientras que, si encuentra en nosotros respuestas positivas a sus conductas positivas, estaremos generando a su vez más acciones positivas. Por lo tanto, siempre ha de pesar más lo positivo que lo negativo.

Cuando reconocemos en el niño sus méritos y esfuerzos contribuimos a crear una sana autoimagen, ayudándole a sentirse más seguro y confiado en sus capacidades y habilidades. A su vez, mostrándole nuestro agrado, crece con una autoestima más sólida ya que sus méritos han sido valorados.

La autoestima influye en la manera en que nos relacionamos con los demás, en la forma en que enfrentamos los desafíos y en nuestra capacidad para tomar decisiones y actuar con autonomía. Por tanto, es importante fomentar en ellos una autoestima positiva desde temprana edad, a través de experiencias positivas, apoyo emocional, reconocimiento de logros y fortalezas y la práctica de una comunicación asertiva y constructiva. 

Cheche Nuevo 

Tutora de P4 A