En Viaró Infantil creemos que educar es mucho más que transmitir conocimientos: es acompañar a cada niño en su descubrimiento del mundo. Por eso, cuando leemos libros como Educar en el asombro, de Catherine L’Ecuyer, sentimos una profunda sintonía con nuestro proyecto educativo.
L’Ecuyer nos recuerda que despertar el asombro es el motor natural del aprendizaje. Los niños, por su misma naturaleza, se maravillan ante lo pequeño y lo grande, ante cada nuevo descubrimiento, ante cada misterio. En Viaró Infantil, respetamos y protegemos esa capacidad innata de asombrarse, ofreciendo un entorno en el que puedan crecer a su ritmo, con respeto, serenidad y profundidad.
• La educación personalizada: Cada niño es único, con su propio ritmo de maduración, sus intereses y su manera de mirar el mundo. En Viaró Infantil no forzamos procesos, sino que los acompañamos, creando el ambiente adecuado para que el aprendizaje brote de manera natural.
• La importancia del ambiente: Un entorno cuidado, ordenado, bello y tranquilo favorece la concentración, la observación y la interiorización. Sabemos que no hace falta sobreestimular al niño; basta con ofrecerle las condiciones adecuadas para que su curiosidad florezca.
• La formación en virtudes: El asombro no solo está en la inteligencia, sino también en el corazón. Fomentamos la gratitud, la paciencia, la admiración por lo bueno, lo verdadero y lo bello, ayudando a los niños a desarrollar una mirada limpia y profunda hacia la realidad.
En Viaró Infantil queremos seguir siendo esa “finestra oberta” que permite que el asombro, lejos de apagarse, se haga cada vez más fuerte en cada uno de nuestros alumnos. De ahí que os propongamos ideas para seguir alimentando su asombro desde casa, ahora que empiezan las vacaciones de verano y podréis pasar más tiempos juntos.
1. Crea momentos de calma
El asombro necesita silencio y tiempo. Evita la sobreestimulación con pantallas o actividades constantes. Deja espacios para el juego libre, la contemplación o simplemente mirar por la ventana.
2. Sal a la naturaleza siempre que puedas
Un paseo por el bosque, observar una hormiga, recoger hojas o ver el cambio de las estaciones despiertan una curiosidad auténtica y profunda.
3. Da tiempo para preguntar (y para no saber todas las respuestas)
Cuando un niño pregunta, respóndele con sencillez, pero también anímalo a investigar, imaginar o reflexionar juntos. A veces un “¿Tú qué crees?” vale más que una respuesta cerrada.
4. Fomenta la observación lenta
Mirar una flor, escuchar el canto de un pájaro, observar cómo se derrite un hielo… Son pequeños experimentos diarios que invitan a maravillarse del mundo.
5. Cuida el entorno de casa
El orden, la belleza y la calidez ayudan a que el niño se abra al asombro. No hace falta lujo: una mesa ordenada, una planta cuidada o una estantería de cuentos bonita son estímulos naturales para su sensibilidad.
6. Lee cuentos y relatos que despierten la imaginación
Los libros de calidad, los relatos clásicos y las historias llenas de belleza y verdad alimentan el deseo de explorar y soñar.
7. Celebra los pequeños descubrimientos
Si tu hijo te enseña una piedra “especial” o una nueva palabra que ha aprendido, valóralo. Compartir su emoción fortalece su confianza en su mirada curiosa.
8. Dale ejemplo
El asombro se contagia. Si tú te maravillas ante una puesta de sol, una obra de arte o una buena conversación, tu hijo aprenderá que la vida está llena de momentos para admirar.
Aprovecho para desearos un feliz verano con estas sencillas ideas para acompañar a vuestros hijos más pequeños. Este verano, disfrutad mucho de estar juntos y de volver a disfrutar de las pequeñas cosas con ojos de niño.
Merce Cavero
Coordinadora Pedagógica de Viaró Infantil
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