Hábitos saludables: 8 consejos prácticos para disfrutar la Navidad.

La Navidad es tiempo de encuentros, de mesas largas y de celebrar juntos. Son días para disfrutar sin prisas, también alrededor de la comida, pero sin perder de vista hábitos saludables que nos ayudan a sentirnos bien antes, durante y después de las fiestas. Mantener un cierto equilibrio no significa renunciar a nada, sino aprender a saborear más y mejor, y a transmitir a los niños una relación sana y consciente con la alimentación.

Aquí van algunos consejos de hábitos saludables para vivir la Navidad con gusto… y con cabeza.

Hábitos saludables en Navidad

1. No ir al supermercado con hambre. Planificar bien las comidas y tratar de no comprar más de lo que necesitamos; así evitaremos el desperdicio alimentario provocado por la sobrecompra

2. Beber con placer y moderación. Las bebidas alcohólicas para adultos y los refrescos azucarados, para los niños y los que ya no lo son tanto, son una fuente calórica de la que no hay que abusar. Que el agua no falte nunca en la mesa; si queremos, hagámosla festiva añadiendo a la jarra rodajas de cítricos, frutos rojos o ramas de menta o sorprendamos a niños e invitados con infusiones originales, calientes, tibias o frías.

3. No llegar a la comida con mucha hambre. Tomar alguna pieza de fruta un poco antes de las comidas para no empezar hambriento y con predisposición a hartarse desde los aperitivos. Y en la mesa, por festiva que sea, que nunca falte una buena ensalada.

4. La distancia ayuda a la moderación. En un aperitivo de pie, es mejor no detenerse al lado de la mesa donde está la comida; distraídos por una conversación y un ambiente agradable, seguramente acabaremos picando más que para el hambre que tenemos realmente.

5. Dale tiempo a la comida. Masticar bien los alimentos y comer poco a poco, la sensación de saciedad será más notable, y evitaremos comer más de la cuenta. Hay que procurar que el plato de los niños se llene poco a poco para que, llevados por la euforia, no ingieran las deliciosas comidas y dulces navideños más rápido de la cuenta.

6. Repite con cabeza. Pensar dos veces antes de repetir ya que nuestro estómago tarda unos minutos a comunicarle al cerebro que no tiene más hambre. Lo que hace falta es tomarse un descanso de diez minutos, conversar, beber un poco de agua, etc. antes de tomar la decisión de comer otra vez.

7. Redefinir los postres. Los típicos postres navideños: turrones, galletas, barquillos y polvorones son muy buenos y se han de comer, pero en porciones pequeñas. Pensemos también en combinarlos con alternativas más ligeras: un vaso de macedonia perfumado con cava para los adultos, o con yogur y canela para los más pequeños, granada con zumo de naranja, un platillo de requesón, cuatro frutos secos, etc. Y sobre todo, una vez acabada la comida guardemos todos los dulces en un armario hasta la próxima comida navideña, no los dejemos a la vista, pues acabaremos comiendo más de lo conveniente.

8. Hazlo bajar. Un paseo después de las grandes comidas también es una buena manera de ayudar a digerir y rebajar algunas de las calorías ingeridas. Si comemos fuera de casa podemos volver caminando, o estacionar el coche a diez minutos de nuestro destino; adultos y pequeños aprovecharán para comentar la fiesta a la vez que toman el aire y digieren las delicias ingeridas.

Y para terminar, la Navidad es el momento para estar con la familia y amigos, para reír y compartir la ilusión de los niños por las tradiciones navideñas. Disfrutar de las esperadas comidas navideñas no hará más que reforzar unas vacaciones provechosas y bien merecidas. Enseñemos a los niños que hay que felicitar y agradecer el esfuerzo de quien ha cocinado.

Pero sobre todo hagámosles entender que siempre será más importante que lo que se come, el hecho de comer juntos.